sábado, 3 de diciembre de 2011

LA PROGRAMACIÓN INFANTIL. AQUELLAS OTRAS TARDES

La televisión era un artículo de lujo. De tarde en tarde iba a casa de mi prima MariVí, una niña casi de mi edad que vivía en el centro. En su salón había:
- ¡un sillón!
- ¡un enorme televisor en blanco y negro!
Además MariVí tenía:
- un muñeco "dormilón",
- un hermano mayor y
- una tienda
Era una familia con tienda,(conclusión: si tienes tienda, tienes tele).
Para mí todo eso era un lujo, pero el televisor era ciencia ficción.
Éramos 5 niñas y 2 niños los que nos amontonábamos intentando ver la tele. Eso significaba que en horario infantil los 2 de esa familia veían la televisión cómodamente sentados en el salón de su casa, mientras los 5 restantes* nos sentábamos donde podíamos...en el suelo procurando llegar pronto para pillar un buen sitio.
No os podéis imaginar si lo que queríamos ver era a Raphael cantando el eterno villancico del tocador del tambor!!! porque entonces, ya eran los mayores, los adultos de la familia los que  reclamaban su privilegio al sofá...y eramos muchos más al suelo!!
Los que eramos *"restantes" mirábamos la tele pero no nos sentíamos inferiores ni desgraciados SOCIALIZÁBAMOS mucho más jajajaja-.
Éramos la mar de felices viendo la tele. No teníamos instinto de comparación ni de superioridad ni de inferioridad (ese presunto trauma infantil de la comparación de hoy día nos lo inventamos o lo fomentamos las personas adultas -eso de "mi niño tiene que tener tanto o más que los demás o se me traumatizará para toda la vida").
Veíamos El pájaro loco, Scooby doo, Looney tunes, Popeye...Bonanza...
Merendaba de camino a su casa un trozo de pan con aceite y una onza de chocolate La llave (estaba riquísimo), para no caer migas allí...mi madre me había avisado, y eso "estaba prohibido".
Cuando Cleo, Teté, Maripí, Pelusín, Colitas y Cuquín decían aquello de "ya va siendo hora de que los peques nos vayamos a la cama, ¡ale!", ya nos llamaban mis padres, desde la puerta de casa: ¡Vengaaaa, que ya está bien hoy de tanta tele! Entonces, el racimo de niños y niñas (parecíamos uvas colgadas a secar) se dispersaba que era hora de cenar y acostarse.


http://youtu.be/7JeB8yWV_gA



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